No están siendo unos datos muy prometedores los que están teniendo en la Comunidad de Castilla y León, tras saberse que más de la mitad de los jóvenes están desempleados y aunque la tasa de desempleo no fue mala en febrero, los datos para marzo no prometen ser tan positivos.
En seis años, la Seguridad Social de Castilla y León ha perdido a 133.226 personas que estaban afiliadas a su servicio. ¿Qué quiere decir esto? Pues ese total corresponde a personas que se han quedado sin trabajo y ya no cotizan a la Seguridad Social.
Esta situación se puede explicar fácilmente, aunque se intente maquillar lo mayor posible: casi todos los contratos que se han ido firmando han sido temporales o parciales y a su finalización se han ido renovando hasta cumplir el año que marca la ley para convertirlos en indefinidos. Sin embargo, la tendencia es despedir al trabajador una vez ha cumplido el año o tenerlo trabajando en negro, algo que por desgracia se hace por toda España.
Aunque se quiere cambiar la tendencia a esta situación laboral que sufren muchos trabajadores, es algo bastante díficil, puesto que no todas las empresas están dispuestas a tener que pagar más dinero a la Seguridad Social teniendo un trabajador en un puesto indefinido.
Existen muchísimos trabajadores que actualmente están trabajando en la economía sumergida que tanto caracteriza a nuestro país, pero no porque lo deseen, sino porque no tienen más remedio. Si le ofertan un puesto de trabajo en el que van a tener que trabajar a espaldas de la ley, no les queda otro remedio que aceptarlo. Y la situación para el 2015 no pinta mucho mejor para la comunidad leonesa, que se estima que haya todavía menos afiliados en la Seguridad Social de cara a 2016.
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